¡Bluoaghh!
¡Tos! ¡Tos!
Mi día
inicio con un apretado puñetazo impactándose en la boca de mi estómago.
Inmediatamente el dolor se extendió por todo mi cuerpo, mis piernas perdieron fuerzas
y caí de rodillas al suelo. El golpe me dejo completamente sin aire, mientras
que una sensación ardiente subió desde mi interior.
Intente
tragarlo de regreso, pero no lo logre. Mi boca se llenó de un sabor amargo y
nauseabundo y terminé vomitando todo el desayuno que comí en la mañana al
suelo.
Mi atacante
era el líder de un grupo de matones.
Él se burlo
al verme en el suelo.
No
ResponderBorrar