Capítulo 00 –
Capítulo 00
En el extremo norte del continente, existía una
antigua montaña que se alzaba por encima de las nubes, pareciendo tocar los
cielos. Muchos apodaban a esta antigua montaña como la divina creación de los
antiguos dioses de este mundo. La montaña parecía conectar con uno de los
lugares más mortíferos del mundo. El llamado Acantilado Del Fin Del Mundo, o también
conocido como El Cementerio De La Parca.
Un acantilado que tenía una extensa y mortífera historia
en este mundo.
Nadie sabía cuántas vidas se había llevado este
acantilado exactamente, pero todos estaban seguros que durante los innumerables
años, la cantidad de personas que jamás habían logrado regresar una vez caían
del otro lado, al abismo aparentemente sin fondo, era incontables. Algunos creían
que debajo de este acantilado, se encontraba el fondo del núcleo del mundo.
Otros creían que quizás era el lugar donde algún dios había
muerto en el pasado.
Otros acreditaban el abismo como el lugar en donde duermen
los titanes gigantes que se extinguieron hace millones de años.
Pero la realidad era que nadie sabía exactamente lo
que había abajo.
Nunca nadie había logrado regresar para relatar que se
ocultaba dentro de ese abismo de oscuridad y muerte.
Incluso la historia narraba que varios seres poderosos,
que en su época sacudieron el continente y aplastaron montañas a su paso,
tampoco habían logrado regresar.
Esto convirtió a este acantilado y el abismo debajo de
ello como una de las regiones más peligrosas del mundo.
Cualquier persona se sentiría renuente a mantenerse
cerca de este lugar.
Pero sorprendentemente, hoy el lugar estaba abarrotado
por una marea de magos que rodeaban de lado a lado a un joven de cabello negro
que se encontraba descansando justo en el borde de este precipicio.
El joven tenía sangre por toda su ropa, y había claras
manchas de heridas abiertas en todo su cuerpo. Su pecho se agitaba y por el ritmo
de su respiración agitada y exagerada, cualquiera podría decir que este joven
estaba exhausto y muy malherido. El charco de sangre carmesí que se había formado
debajo de él haría palidecer a muchos.
Cada uno de sus músculos temblaban del extremo
cansancio y la perdida de fuerza.
Pero incluso estando en este estado deprimente, con un
cuerpo que parecía estar al borde del colapso, el joven no es inmuto ante la
mirada de los incontables magos que lo rodeaban. Sus ojos permanecían fríos y
helados, observando a la muchedumbre con una mirada afilada como una espada.
Los magos que estaban rodeándolo no eran simples magos
inexpertos, todo lo contrario, eran magos con amplia famas y experiencia en el
mundo cruel y sádico de la magia. Ellos eran experimentados, y justamente por
esta razón es que inmediatamente se dieron cuenta que los ojos del joven que tenían
delante eran unos ojos peligrosos.
Oculto detrás de esos ojos fríos y calmados, brillaba
una loca ferocidad similar a la de los lobos arrinconados al borde de la
muerte.
Un lobo encerrado y arrinconado siempre era lo más
peligroso que te podías encontrar.
Los magos en el lugar lo sabían.
“Joven, no necesitamos llegar a estos extremos. Si nos
obedeces y entregas el Grimorio de los Arcanos podríamos perdonarte la vida.”
“Estoy de acuerdo, ¡Yo, bajo mi nombre como el gran
mago del fuego prometo perdonarte la vida y protegerte de esta muchedumbre si
me entregas ese grimorio!”
Dos magos dieron unos pasos delante para intentar
calmar al joven malherido.
Sus sonrisas lucían amigables y carismáticas, pero el
joven podía ver la clara codicia y malicia oculta detrás. En el borde de sus
labios, una sonrisa de burla apareció.
“¿Me protegerás?” preguntó el joven, mostrando un claro
desdén de burla en sus labios. “¿Me protegerás luego de haberme arrinconado a
este lugar?”
“Yo…” los dos magos fruncieron el ceño.
Estaban intentando darle una oportunidad al joven.
Pero lo único que recibieron fue desdén.
Esto genero un fruncimiento de enojo.
“¡Mocoso, estas arrinconado! ¡Deja de ser terco!”
Otro mago salto enfrente, gritando unas crueles y
feroces amenazas.
“¡Tu única salida es entregar el Grimorio de los
Arcanos! ¡Con tu nivel de talento, eres indigno de poseer semejante tesoro!”
Siguiendo a las tercas palabras del mago anterior,
olas de rugidos y amenazas llovieron desde la multitud. Se utilizaban palabras
de amenaza, soborno, promesas de protección y de salvación, pero nada parecía
afectar en lo más mínimo al joven.
Para el joven, todas esas palabras de estos magos que
lo habían arrinconado a este extremo no eran más que palabras vacías y sin
sentido.
¿Perdonarme la vida? ¡Jaja! ¡Luego de matar a mi
maestro, piensan que les creeré esas absurdas promesas!
El joven había perdido a su maestro a manos de esta
gente.
Un intenso odio y deseo de venganza ardía como feroces
llamas dentro de su corazón.
Su maestro fue quien descubrió el antiguo grimorio
arcano en unas viejas ruinas.
Haciendo uso del grimorio, su maestro creció y se volvió
mucho más fuerte como para ser ampliamente reconocido en el continente como uno
de los grandes nigromantes de la era. Muchos lo respetaban y lo admiraban. Era temido
por los magos de la luz, mientras que elogiado por los magos oscuros.
El joven sabía que su maestro no era del todo una
buena persona, ya que en su recorrido no eran pocas las veces que había
realizado actos cuestionables y que muchos categorizarían como malvados. Pero incluso
con ello, el joven seguía viendo a su maestro como su mentor, y casi como su
padre.
Fue quien lo recogió a él, un simple huérfano pobre y
enfermizo para convertirlo en su sucesor.
Y ahora que su maestro había sido asesinado a manos de
estos magos que tenía enfrente, el grimorio que poseía su maestro paso a sus
manos.
Los magos codiciosos querían robar el grimorio a toda
costa, así que el joven se vio obligado a pasar días huyendo sin descanso ni
sueño. Fue atacado desde todos los lados, recibiendo sangrientas heridas y su
cuerpo se fue debilitando por las toxinas y maldiciones que sus mismos
perseguidores le habían infligido en su huida.
Ahora, todos estaban reunidos en esta montaña por este
joven que había sido empujado hasta el borde de este precipicio, en conceto,
estos magos estaban aquí por el grimorio arcano que el joven aún tenía en sus
manos.
Ese grimorio arcano había logrado que un vejestorio se
convirtiera en una de las personas más conocidas en todo el continente. Con esa
simple descripción, ya se podía deducir el nivel del tesoro que los magos tenían
enfrente de ellos. Nadie estaba dispuesto a dejar que este preciado tesoro siguiera
en manos de un mocoso.
Todos los magos veían el grimorio con unos ojos llenos
de codicia y deseo.
¡Tengo que obtener ese grimorio a cualquier
costo! ¡Incluso si tengo que bañar esta montaña de sangre, tengo que obtenerlo!
¡Ese grimorio podría ayudarme a romper mi nivel actual y convertirme en un dios
inmortal! ¡Seré el más fuerte de este mundo!
Luego de una cacera de cuatro días completos, los
magos en los alrededores no podían esperar la hora para cosechar los frutos de
su arduo esfuerzo.
Frente a ellos, estaba la oportunidad de volverse los
más fuertes del continente.
Ante semejante tentación, los magos no se marcharían
hasta hacerse con el grimorio.
El joven se rio con frialdad, levanto el grimorio arcano
que tenía en sus manos y lo mostro delante de los codiciosos ojos de la
multitud.
“Ustedes… desean este grimorio, ¿cierto?”
En el momento en que apareció el grimorio, la multitud
sintió como la temperatura del lugar parecía defender varios grados. El grimorio
a simple vista no parecía muy diferente a un libro viejo cualquiera, de tapa
negra carbónica con hojas viejas y arrugadas. Pero el aura fría que emanaba el
grimorio parecía crear un vacío en cualquiera que lo mirase por primera vez.
Todos sintieron como sus almas de alguna forma parecía verse perturbadas, inquietas,
como si pidieran escapar de sus cuerpos para correr desesperadamente hacia el grimorio.
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